El Describidor


El sendero del águila, La Paz, Bolivia
febrero 25, 2008, 1:16 pm
Filed under: Cultura

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Denys Sanjinés está a 20 metros del suelo; una cuerda la sujeta mientras escala la roca. Por la ruta, Lucía Tórrez trota mientras un Mp3 le regala música. 200 metros delante, Eva Subirats captura las montañas rojas y el verde de los árboles en un dibujo desde un mirador natural. Las tres confluyen en el Sendero del Águila, en la zona Sur de la ciudad de La Paz, donde el termómetro marca 20 grados centígrados gran parte del año y el sol calienta más. Es el sitio donde nace el circuito Ecoturístico y Cultural de Mallasa, un espacio que ofrece un kilómetro con 700 metros donde se puede practicar la caminata, la escalada y la bicimontaña, mientras sus azoteas naturales ofrecen hermosas vistas del valle sureño.

Convertido hoy en un sector para la práctica del deporte recreativo y extremo, el camino fue abierto en 1838 cuando el Mariscal Andrés de Santa Cruz ordenó su apertura mediante un decreto para unir el centro paceño con Río Abajo. A principios del siglo XX, carrozas conducidas por mulas transitaban por el angosto paraje con bolsas llenas de zanahorias, tomates, lechugas, tunas y duraznos. Ahora, cada fin de semana, personas de todas las edades la recorren en busca de llenar sus pulmones con aire puro lejos del estrés de las avenidas de cemento.

La vía de las Águilas y el Cactario Aniceto Arce ofrecen el contacto con la naturaleza a menos de 40 minutos de la plaza Murillo.

El trayecto de la aventura

Sendero del Águila o Thakhi Paka, en aymara, es el nombre que los primeros campesinos pusieron al camino que bordea por la parte superior derecha al río La Paz.

“Ayer nomás había como unas cinco águilas (pakas) sobrevolando estas montañas, por eso se llama Sendero del Águila”, detalla Basilio Ticona Pacosillo, de 45 años, que tiene su casa cerca de los peñones de Vilaque en la cabecera del sendero. El apelativo es antiguo y tampoco se lo pretende cambiar. “Este es, además, un observatorio de aves y seguirá con esa misma denominación”, reafirma Jaime Rivera Quiroz, subalcalde del Macro Distrito 6, Mallasa. Por ese motivo, se están revisando los lugares donde se hará una limpieza general, los puentes que serán mejorados y otras áreas donde se instalarán las señalizaciones para el público desde abril.

El sendero es serpenteado y apto para la caminata y bicimontaña. Seis puentes están distribuidos a lo largo del mismo y existen al menos tres miradores en la ruta. Al lado derecho hay rocas de hasta 50 metros que invitan a escalar. A la izquierda, algunos árboles y más abajo, el río La Paz. Todo un potencial que está en busca de padrino.

La subalcaldía reacondicionará este año el trayecto para entregarlo a un operador turístico. Podría ser un hotel aledaño al lugar con el fin de que al final, ellos se hagan cargo del mantenimiento en el futuro, claro, sin perder la tuición municipal sobre el terreno.

La ruta del paseo se inicia en la zona Amor de Dios y Següencoma, sigue hasta el Cactario Aniceto Arce y conecta con el Valle de la Luna por un pequeño camino. Más abajo se llega hasta el Zoológico Vesty Pakos y el Valle del Sol, que luego se pretende unir con la Muela del Diablo para tener una oferta turística más variada.

Ticona lamenta que las últimas lluvias hayan inhabilitado algunos sectores del Sendero del Águila. Pese a ello, la belleza del paraje no ha mermado y él, con sus tres hijos, vienen cada mañana para disfrutar del paisaje desde el mirador.

Flores entre las rocas

Cactus traídos desde lugares tan lejanos como Kuchuingenio, en Potosí, y otros llegados de los Yungas, Río Abajo y el altiplano de La Paz y Oruro, comparten siete hectáreas en el otro atractivo de Mallasa, el Cactario Aniceto Arce. Entre angostos caminos, ascensos y descensos unidos por puentes hechos de madera, surgen rocas y entre ellas florecen cactus de 10 centímetros hasta otros de un metro cargado de frutos. Allí son al menos 30 las especies de cactus que se abren al público.

Hace tres meses, el lugar se hallaba abandonado. Hoy, la subalcaldía ha realizado arreglos que tienen como objetivo el crear un nuevo rostro al parque sin perder lo natural. No obstante, las plantas no son el único imán. Una roca con forma de paloma mira desde lo alto en formaciones que seducen a los visitantes. Al lado están dos túneles y a pocos metros una pared que se usa para murales. Los retos ahora son la repoblación de plantas, mejora de accesos, la construcción de un vivero, un centro de información y un café. En tres años, el sitio será capaz de generar sus propios recursos.

El paseo llega a su final. La escaladora Denys Sanjinés da encuentro a su amiga Mariana Paredes en la cima de la roca; ahora están a 25 metros del suelo. Lucía Tórrez llega trotando hasta la meta en Aranjuez y aún con fuerza emprende el retorno por la misma vía. Eva Subirats, la estudiante de artes, termina el paisaje en el que resaltan montañas rojas, árboles y el río La Paz. Mientras, Basilio Ticona regresa a casa junto a sus tres hijos, luego de ver un águila sobrevolando la zona y comprobar lo hermoso que resulta tener un recorrido así tan cerca del hogar.

EL CHE

En el boletín Circuito Ecoturístico y Cultura de Mallasa se da cuenta de que el cubano-argentino Ernesto Che Guevara se habría refugiado en una casa de la zona de Amor de Dios, donde se inicia el Sendero del Águila, antes de ingresar a la guerrilla de 1967. La formación rocosa del terreno le habría servido para la práctica del tiro con los cerros como una muralla natural. De hecho, hay una foto de él junto a algunos amigos al sur de La Paz. Mallasa fue antes de la revolución de 1952 lugar de hacendados.

Jorge Quispe, La Razón, La Paz, Bolivia


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